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El Colegio de Químicos de Puerto Rico (CQPR) ha analizado el impacto de la música de Bad Bunny más allá del espectáculo, explorando su efecto en la química cerebral y su relevancia ambiental. Según el informe, canciones del artista estimulan neurotransmisores como dopamina, serotonina y oxitocina, generando emociones como placer, euforia y una fuerte conexión comunitaria entre los asistentes a sus conciertos masivos.
Además de resaltar el vínculo bioquímico, el CQPR abordó los retos ambientales que representan eventos de gran escala, como el manejo de residuos y el consumo energético. Propusieron soluciones sostenibles como el uso de energía solar, baterías de litio y prácticas de reciclaje activo, destacando el potencial de los eventos culturales como espacios para promover la conciencia ecológica.
Este análisis será presentado en el PRCHEM 2025, el congreso científico más relevante del Caribe, que se llevará a cabo en San Juan. El evento reunirá a expertos para debatir cómo la ciencia puede integrarse en la planificación de experiencias culturales y sociales. Como señaló el Dr. José A. Pérez, presidente del CQPR: “Si una canción puede mover multitudes, la ciencia puede orientar sus pasos hacia un futuro sostenible”.