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La reciente aparición de Britney Spears semidesnuda y desaliñada frente al hotel Chateau Marmont ha despertado la preocupación de sus seguidores, evocando recuerdos de su crisis de 2007 cuando se rapó la cabeza y estaba bajo la tutela de sus padres. Este evento ha reavivado el debate sobre si fue adecuado permitir que la cantante recuperara su tutela.
En respuesta a las especulaciones sobre su salud mental, la artista compartió en Instagram que sufre de daño neurológico, una secuela de los traumas pasados. “No estoy aquí para hacerme la víctima, estoy aquí para dejar claro que, aunque haya escrito un libro sobre mi experiencia, el trauma sigue muy presente y probablemente nunca desaparecerá”, escribió antes de eliminar el mensaje.
Spears recordó el tiempo en que fue inmovilizada e internada contra su voluntad durante una crisis de salud mental. “Hubo un momento en que me llevaron a un lugar contra mi voluntad durante mucho tiempo. Para ser sincera, no he vuelto a ser la misma desde entonces”, confesó. La cantante mencionó que sigue trabajando en perdonar a quienes le hicieron daño, revelando que el lado derecho de su cuerpo sufre un daño grave a los nervios que afecta su capacidad para pensar.